La harina se teletransportó por obra y gracia del Espíritu Santo hasta mi cocina... bueno, la trajo El Enviado -el chico ese del que en algún momento voy a explicar el porque del apodo, el LEO, para quien era la torta-.
¡Milagrosamente aprendí a tamizar el molde!- tal cual lo decía la cajita (una no muy feliz)... y seguí todos los pasos que quedaban, desde romper los huevos... hasta romperle los huevos al Enviado -nadie dijo que cumplir años era fácil, ni que todas las mujeres debíamos saber batir-.
Tras meter el molde con maza dentro del horno me dispuse a esperar el tiempo indicado... y engancharme con una peli.
Tras meter el molde con maza dentro del horno me dispuse a esperar el tiempo indicado... y engancharme con una peli.
Me quedé dormida.
Por suerte El Enviado no, y salvo a la torta de una quemadura mortal.
En fin, no se si estoy muy preparada para hacer una torta yo sola, pero la bañe en chocolate y le puse un Jack Sparrow encima! A ver como le sale a él mi torta para mi cumple!
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