Hoy soy más egoísta que nunca. Hoy no solo me voy a regocijar en mi
propio sufrimiento. No, eso ya no me basta.
Hoy lo comparto y te hago
cómplice, lector.

miércoles, 14 de abril de 2010

Un puto reprimido sin consolador

Ya fue. Me sacó. Si lo mando a la mierda es porque no me puedo controlar. Pienso: “Estoy fuera de mí. Lo mato. Pero lo mato en serio”. Cada vez que me habla imagino una nueva manera de hacerlo. Como recién, con el tema de la fotocopiadora. “Flaco, no anda, ¿qué parte no entendéis?”- se lo podría haber dicho, pero me contuve. Lo deje seguir quejándose y abriéndola y cerrándola. “Hace dos años que estas en este barco y no tienes ni la mas puta idea de cómo funciona”- eso también se lo podría haber dicho y hubiera agregado…- “Lee el manual o, qué, ¿vas a hacer como con la sonda? ¿Me mandas a mi que lo haga porque vos no sabes como?”. Es obvio que no sabe, si no sabe ni de donde se abría para hacer las hojas doble faz. “Enfermo, cómprate una vida”.

Acto seguido dice: “Qué ganas de coger que tengo”. Flaco, te vienen cogiendo hace dos días, ¿quieres más? Si, también se lo podría haber dicho. Me hubiera sentido muy bien haciéndolo. O un “¿Lo decís por mí? Yo me he cojido muchas cosas pero boludos o cornudos no me cojo ni en pedo, y vos sos las dos cosas. PUTO REPRIMIDO”. “Anda a leerte el manual de la sonda y aprende a sacarle la alarma. Anda no mas, y acordate de meterte el vibrador en el orto para ver si acabas… pero de ser tan pelotudo de una vez por todas”.

No hay comentarios: