Hoy soy más egoísta que nunca. Hoy no solo me voy a regocijar en mi
propio sufrimiento. No, eso ya no me basta.
Hoy lo comparto y te hago
cómplice, lector.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Quería llamar la atención, como Cenicienta que se dejo el zapato...

La típica: es sábado, son las diez y pico de la noche y quedaste en verte con las chicas una hora antes de la media noche en un barcito a hacer la previa, te das una ducha, te secas el pelo, te vestís… mmmmmmmnoooooooo, todavía no sabes que ponerte porque ¡¡¡NO TENES NADA QUE PONERTE!!! Abrís el placard y te quedas ahí parada durante media hora mirando el vacío (léase “vacío” como una pila de ropa que vestiría a la mitad de África, la otra mitad no porque son hombres) y… nada. ¡No ves NADA!
Claro, pasaste el día haciendo malabares con la carrera, la casa, los amigos, la familia, el perro, la tele, el mate, el Facebook... sería justo esperar que al abrir el placard salgan Oscar de la Renta y Ricky Sarkany tal cual hadas madrinas. Pero no, tenes que arreglártelas sola… ni un chongo ratón sale a ayudarte (ni que lo haga, porque hoy en día no se da hablar con ratoncitos y antes de soltarle el gato le planto un zapato de 15 cm en la cabeza).

Por no querer explotar el “Complejo de Cenicienta”, yo le apunto a otro lado: El trauma de los zapatitos de cristal. ¡Explíquenme la necesidad de tener 10 pares de zapatos, 5 de botas, 3 stilettos, otros 5 pero con taco chino,…! Y denme una explicación razonable para que yo se lo pueda dar a mi papá.

Y entre tantas hadas, calabazas y ratones se nos hace fácil olvidarnos del porque del vestido de fiesta: El príncipe. Hoy en día es imposible enamorar a un hombre “sólo” por nuestra forma de vestir… cosa que me hace pensar que si alguna vez fue fácil, porque ¿quien elegiría a las hermanastras feas lookeadas como unas diosas frente a una Cenicienta en una condición mas humilde? Ser hermosa siempre tuvo uno que otro puntito extra y para mal que nos pese, en ese tema no hemos avanzado mucho (tampoco).

¡Y después de escribir semejante razonamiento me doy cuenta de que sigo parada frente al placard preguntándome qué mierda me pongo! Por fin me decido y mando un sms a las chicas: "Voy a llegar tarde."

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